El hombre de lenguas
Los once relatos reunidos en este volumen bajo el título El hombre de lenguas, sin duda pondrán nervioso a más de un corrector literario o amante del uso correcto del idioma, y en tal sentido puede que para ellos este no sea el libro más recomendable de leer…
La escritura de Andrés Ehrenhaus se compone de relatos delirantes, imaginativos, lúdicos, absurdos, tan ciertamente inverosímiles que llegan a ser divertidos, de un humor a veces ingenuo, otras algo mordaz y que dejan traslucir un delicado-brutal aroma a humor negro. Pero eso no es todo, la provocación de sus textos no solo está dada por estas características, sino por el modo en que conjuga relato y escritura. En el territorio de Ehrenhaus no existe una manera correcta o buena de escribir; simplemente existe la necesidad de decir, de contar, de hacer literatura en todas sus posibilidades y su libertad. Aquí el único criterio válido es que todo es incorrecto, arbitrario, dudoso y refutable en la lengua, y más en la literaria; en este lugar no hay autoridades fiables.
En Ehrenhaus el uso del idioma transita por la ruta por todos conocida que debe hacer el lenguaje; sin embargo, no tiene complejo alguno en abrirse e indagar más allá de la vía trazada, porque el camino no tiene nada de previsible. Así, el juego de sus narraciones no solo se evidencia en el relato, sino en la manera como hace uso de las palabras, apretándolas, alargándolas, torciéndolas y trucándolas para sacarles el máximo de sentidos, «errando» para liberar y potenciar creativamente el lenguaje, y con ello, la obra. Es a esto que se ha denominado el sello personal de la escritura de Ehrenhaus, el que subvierte el orden establecido por la gramática y la sintaxis.