Estación zombi (pedagogía mutante 2)
Pibe, repugnancia y abundancia
Ahora estoy yo. Ni explicaciones, ni luchas, ni pibes, ni educación. Quedé solo. La mutación llegó adonde podía llegar, máximo umbral de potencia. Me gustaría ser amigo de Juan Salvo pero somos dos géneros distintos y a decir verdad Barrilete con su deserción y soberbia no me lo permitirían.
Recojo los cadáveres; los muertos y los no muertos empezaron el juego; hoy estoy muy confundido, los pibes zombis caminan a la par nuestra y en cualquier momento nos tiran un tarascón. Nadie sabe bien qué está pasando se cruzan una y otra vez miles de ensayos, declamaciones, búsquedas de visibilización y alegrías. Las invitaciones abundan y la confusión crece. ¿¡No saben acaso que tras la mutación prescribieron las deudas!? El traqueteo del tren favorece nuevos malos entendidos; aprendimos que no hablamos de belleza a pesar de, sino de belleza. Repugnancia y abundancia; confusión como regocijo de haber llegado allí donde se está.